Huaico es una palabra que no tiene la ortografía bien definida aún. Hay quienes en lugar de encontrarle remedio a las víctimas de los diluvios continúan discutiendo las razones por las cuales se debería escribir de tal o cual forma esta palabra. Pero para no complicarnos la vida, acá en este blog, la escribiré así: HUAICO.
Este fenómeno hace referecia a una violenta inundación producida por las lluvias donde gran cantidad de material del terreno de las laderas es desprendido y arrastrado por el agua hasta el fondo de los valles, causando enormes sepultamientos a su paso. En otras palabras es sinónimo de un gran tornado.
Hago referencia a esta definición, porque esta palabra no es fácil de encontrar en el camino. De un día para otro no le dice a uno un amigo que lo cogió un huaico muy berraco y por eso llegó tarde a la cita, no, eso no pasa cotidianamente.
Cuando yo llegué a esta palabra también fue de pura casualidad. Con la fiebre de periodista que apenas empezaba a aparecer a un grupo de compañeras del colegio y a mi, se nos ocurrió montar un periódico escolar libre, que no dependiera de nuestras directivas y en el que pudieramos escribir por puro gusto.
Buscando en diccionarios viejos de la biblioteca de un colegio que ya lleva 115 años prestando sus servicios a las jovencitas de Envigado, nos encontramos la palabra Huaico. Esa quedó por unanimidad pues sonaba bueno y a nadie ningún colegio conocido se le había ocurrido tener un periódico con el mismo nombre.
Después de pensar un rato en ponerle nombre y sin una anticuada biblioteca a mi lado, se me ocurrió que me podía copiar ese nombre con el cual un día nació mi periódico escolar.
Ahí perdonan los que lleguen a este blog, por casualidad o por recomendación, la carretica que les acabé de contar... pero es bueno que si van a seguir leyendo, al menos sepan por qué quieren leer lo que se escribe en la mitad de una gran tormenta.
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