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jueves, 18 de octubre de 2007

En tiempo de aguaceros, no cae mal hablar de un huaico



Huaico es una palabra que no tiene la ortografía bien definida aún. Hay quienes en lugar de encontrarle remedio a las víctimas de los diluvios continúan discutiendo las razones por las cuales se debería escribir de tal o cual forma esta palabra. Pero para no complicarnos la vida, acá en este blog, la escribiré así: HUAICO.

Este fenómeno hace referecia a una violenta inundación producida por las lluvias donde gran cantidad de material del terreno de las laderas es desprendido y arrastrado por el agua hasta el fondo de los valles, causando enormes sepultamientos a su paso. En otras palabras es sinónimo de un gran tornado.

Hago referencia a esta definición, porque esta palabra no es fácil de encontrar en el camino. De un día para otro no le dice a uno un amigo que lo cogió un huaico muy berraco y por eso llegó tarde a la cita, no, eso no pasa cotidianamente.

Cuando yo llegué a esta palabra también fue de pura casualidad. Con la fiebre de periodista que apenas empezaba a aparecer a un grupo de compañeras del colegio y a mi, se nos ocurrió montar un periódico escolar libre, que no dependiera de nuestras directivas y en el que pudieramos escribir por puro gusto.

Buscando en diccionarios viejos de la biblioteca de un colegio que ya lleva 115 años prestando sus servicios a las jovencitas de Envigado, nos encontramos la palabra Huaico. Esa quedó por unanimidad pues sonaba bueno y a nadie ningún colegio conocido se le había ocurrido tener un periódico con el mismo nombre.

Después de pensar un rato en ponerle nombre y sin una anticuada biblioteca a mi lado, se me ocurrió que me podía copiar ese nombre con el cual un día nació mi periódico escolar.

Ahí perdonan los que lleguen a este blog, por casualidad o por recomendación, la carretica que les acabé de contar... pero es bueno que si van a seguir leyendo, al menos sepan por qué quieren leer lo que se escribe en la mitad de una gran tormenta.

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