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martes, 17 de junio de 2008

¿A quién esperar?¿Para qué? y ¿En qué lugar?

Existe cierto cuento que hace muchos años me enamora. Se llama sus largas marchas. Es de Julio Cortázar. Para ser sincera, a mi parecer este cuento, en otras manos, otras palabras y otros imaginarios no hubiese quedado tan absolutamente perfecto. Tal vez otro autor no hubiese pensado en escoger a la marcha del tiempo como su protagonista. El sí, y al hacerlo me enamoró profundamente... ¿a quién no le ha cambiado la vida un segundo de más o de menos en un momento crucial?

Hoy no pretendo contar el cuento de nuevo. Esa gracia sólo la tiene este fabuloso hombre de letras. Pero más o menos habla de lo relativas que pueden llegar a ser las medidas de tiempo para cada necesidad y según cada reloj.

¿Se ha preguntado usted alguna vez a quién esperaría? ¿Por qué lo esperaría? Y ¿Cuál sería el mejor lugar para esperarlo?

Soy de las que cree que los seres humanos, en su mayoría, estamos infectados con el virus de la impaciencia. Nos desespera esperar, y no sé por qué carajos, cada día estamos más de afán. Por eso, se nos ha olvidado la gracia y la magia que trae consigo una larga marcha de tiempo, una eterna espera por ese algo, que tarde o temprano quisiéramos ver llegar.

A mi por ejemplo me encataría sentarme esperar en compañía de un buen café a un buen recuerdo reencarnado en un buen conversador. ¿Qué mejor placer que poder invocar a un buen chascarillo del pasado?

Me deleitaría de manera inigualable sentarme a esperar a un antiguo amor. ¿Qué decirle? ¿Cómo abordarlo? ¿Qué se sentirá volverlo a ver? Eso sería una espera deliciosa... más aún cuando el cuadro está ambientado por un mariposario revolucionado en ese espaciecito que está ubicado entre el ombligo y el corazón.

Pero más que todos los anteriores, me encantaría sentarme a esperar a un buen escritor. Nunca es tarde para sentarse a leer cuatro efervecentes líneas... y no hay nada más emocionante que encontrar escondido tras un desfile de letras el rostro de uno, que cansado de esperar, empieza a desesperar.

Continuando con el ejercicio anterior... ¿Por qué no me cuentan a quién les gustaría esperar? ¿Por qué? ¿Para qué? y ¿En qué lugar?

Espero que todos podamos deleitarnos con nuestras largas marchas¡¡¡

1 comentarios:

Maestroperez dijo...

y yo aun sigo esperando el amor de aquella chica que loco me tiene.... pero su amor otro loco lo tiene.